Desde un par de décadas a la fecha, la presencia de empresas de maíz genéticamente modificado como Gruma/Monsanto, tomaron gran fuerza. Por lo tanto, la tortilla y sus derivados sufrieron severos cambios. Estas grandes compañías ofrecían un “mejor maíz”, una avanzada tecnología, facilidades y hasta oportunidades de trabajo. Lo que no sabíamos es que estábamos firmando un pacto con el diablo.

¿Pero esto qué tiene que ver con las tortillas del súper? Pues actualmente el 70% de las tortillas que se producen en México son elaboradas con “harina de maíz” Maseca (marca principal de Gruma/ Monsanto) la cual está presente no sólo en supermercados, sino en las tortillerías de cualquier esquina.

Monsato utiliza pesticidas, elementos genéticamente modificados y químicos en sus plantaciones de maíz en México y el en mundo, lo que resulta en un maíz de baja calidad y nocivo para la salud. Básicamente, un maíz lleno de transgénicos.

Según un reporte de la Asociación de Consumidores Orgánicos, en tres de cada ocho muestras de harina de maíz modificada Maseca, hay rastros de pesticidas (por lo tanto estos llegan a tu cuerpo).

¿Te imaginas? el mexicano promedio consume medio kilo de tortillas al día, lo que significa que seguramente la gran mayoría de esas tortillas están hechas con este tipo de harinas. Pero esto no se trata de una sola empresa, se trata de muchas empresas de harina de maíz que usan adictivos, colorantes, saborizantes y un sinnúmero de químicos para lograr que las tortillas “duren más”.

La harina de maíz no es maíz. El mejor esfuerzo que podemos hacer como mexicanos y humanos es consumir nuestros maíces criollos y comprar tortillas nixtamalizadas en un molino que no utilice Maseca. Aunque suene romántico, el cambió sí está en nosotros, apoyemos a nuestros agricultores, productores y tortillerías locales que se oponen a este tipo de monopolios. Hagamos país y consumamos maíz de verdad.

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