LOS CAMIONES ABIERTOS A LOS QUE LA SABIA Y OCURRENTE PICARDÍA POPULAR, LOS BAUTIZO CON EL NOMBRE DE” CAMIONES TROPICALES”
Cosas de las que se acuerda uno con mucha nostalgia y emoción, eran tiempos muy bonitos, cuando lo recuerdo, siento como si los estuviera volviendo a vivir, he aquí un poco de su historia.
Desde muy temprano iniciaban los acarreos de pasaje de los poblados aledaños hacia el lugar importante de la región–en este caso Tuxpan- que traían a la rancherada a efectuar sus compras y a aprovechar el viaje para visitar al doctor, a sus amigos y familiares, a bordo de los camiones destapados que llamaban tropicales porque sentaban a los usuarios en solidas bancas paralelas de madera, que permitían a los usuarios viajar cómodamente; tenían sus costados abiertos y protegidos de las inclemencias del tiempo por unas gruesas cortinas de lona desmontable que proporcionaban una ingeniosa protección contra el polvo, la lluvia del camino y el rabioso y agobiante sol tropical.
Hacían el viaje, destapados, entre nube de polvo. Este servicio de pasaje era cobrado por un personaje al que se le conocía como el “chango”, ya que se paseaba de barra en barra del camión haciendo verdaderos equilibrios para el cobro del pasaje, y también hacia el trabajo de “acomedido” ayudando a cargar las pertenencias de los pasajeros.
Estos majestuosos gladiadores de los caminos briosamente cual caballos percherones se abrían paso a través de intrincadas y muchas veces casi intransitables veredas y senderos.Los viajes que realizaban estos camiones no eran nada fáciles, el estado de los caminos dejaba mucho que desear y en temporada de lluvias transitar en ellos se convertía en una verdadera odisea.
El atravesar los ríos atemorizaba al más osado y las crecidas de los ríos prácticamente hacían desaparecer a los frágiles vados; pero aun así venciendo adversidades y contratiempos, los indomables “Tropicales” tenían que cumplir con su itinerario.
Qué bonito es el recordar este tipo de transporte terrestre, que fue el más común en las rancherías de la región, por los años 50s donde se aprecia lo majestuoso de nuestra cultura del Nayarit de antes.
Crónica: Isabel Castellón Díaz