El Ceboruco es un volcán del eje neovolcánico mexicano, situado al extremo oeste de esa cadena montañosa, en el estado de Nayarit. Según su tipo de erupción el Ceboruco es un estratovolcán.
Ceboruco significaría “El Gigante Negro” o Tzeboruko que quiere decir “El que bufa con ira” aunque uno de los cronistas de Ahuacatlán, Andrés Montero Flores, escribió que también puede traducirse como “pedregal o “hacinamiento de piedras”, por el origen de la palabra hispano-árabe. Es éste mismo compilador quien indica que el nombre prehispánico del volcán es “Tonán”, en honor a la diosa “Tonantzin”, que quiere decir: “la que da a luz”
El Ceboruco es un gtan volcán aparentemente dormido pero en realidad sigue activo, y su última erupción ocurrió en el año 1870 misma que dañó enormemente a las poblaciones aledañas y no se cuenta con registro de víctimas. Actualmente el volcán emite fumarolas y se le considera como activo con posibilidad de presentar erupciones en el futuro. A ésta se debe un espectáculo impresionante para el viajero: un enorme derrame caótico de piedras negras atraviesa la carretera entre Ahuacatlán y Tetitlán. Su alta mole domina y aplasta el valle encajonado que corre desde Ixtlán del Río hasta Chapalilla.
Según los expertos el Ceboruco puede hacer movimiento aunque no es exacto pero son posibilidades. Puede que su periodo de retorno sea de 200 a 250 años ya que ningún volcán se puede considerar dormido, ni siquiera el volcán Sangangüey que por encontrarse dentro del cinturón volcánico mexicano también corre el riesgo de hacer erupción.
Por lo pronto la tierra continua en movimiento. El constante ir y venir de las placas tectónicas ocasiona la formación de grietas, fisuras, hundimientos y cambios que se pueden dar tanto dentro como fuera del mar, ambos movimientos son peligrosos.
Debido a la gran cantidad de vestigios volcánicos en Nayarit se podría habilitar un museo donde se cuente la historia del estado por medio de las piedras, ya que muchas provienen de erupciones
