De niños era muy común realizar un sin fin de actividades sin miedo a los peligros o a las consecuencias que estos pudieran traer. Cuando llegaban las fiestas patrias o decembrinas venían con ellas la diversión de “quemar” cohetitos”.
Nuestros padres nos daban permiso de ir a surtirnos de nuestras pirotecnias como bengalas, cerillitos pero las que más nos gustaban eran los cohetitos conocidos como “cebollitas”.
Las cebollitas eran de colores, en forma ovalada y con una pequeña mecha donde encendíamos esta maravilla sin ningún temor. ¿Qué los hacía especiales? al prenderlos comenzaban a girar de un lado a otro, todos corríamos tratando de no tocarlos de ahí que también se les llamaran “buscapies”.
Si bien jugar con fuego es peligroso, en nuestra inocencia no lo veíamos de esta forma, ya que la diversión con los amigos era mayor a el temor de salir lastimados.