Lo mejor que puede salir de esta contingencia es sin duda alguna el sensibilizarnos y ser empáticos ante la situación en la que se encuentran nuestros ancianos y discapacitados que salen a trabajar para buscar el sustento diario.
Aún con los peligros a los que se exponen y siendo la parte de la población más vulnerable a adquirir el virus COVID-19, muchos continúan en las calles realizando sus ventas pues un día sin trabajar es sinónimo de falta de alimento en el hogar.
Lo que causó gran admiración entre los ciudadanos de la capital son dos jóvenes que sin querer protagonismos ni pedir nada a cambio, repartieron despensas compradas con su propio dinero a personas de la tercera edad y con discapacidad que laboran en el centro de Tepic aún en estas peligrosas circunstancias.
Mujeres de gran corazón que se fueron empáticas ante las dificultades que enfrentan cientos de personas que viven al día. Un ejemplo de amor al prójimo que muchos deberíamos seguir, no cabe duda que el que menos tiene es el que más da al necesitado.