Ya sea en tren o en carretera, Chihuahua es un destino que sorprende durante sus trayectos con paisajes que invitan a explotar las barrancas y a conectar con la cultura rarámuri.

El magnífico paisaje de la Sierra Tarahumara, con sus bellas barrancas y la honestidad de su gente, es algo que se te queda grabado en la mente para siempre, es una experiencia que te cambia la vida, aquí la historia de este viaje de ensueño.

Desde la Ciudad de México, el modo más cómodo y rápido para trasladarse a Chihuahua es vía aérea. Llega a la capital del estado y tómate un tiempo para conocer atractivos turísticos como el Museo de Pancho Villa que exhibe objetos íntimos del revolucionario, o la famosa Quinta Gameros y también recorre su catedral, una joya del barroco, para comer, no olvides degustar un burrito gigante con tortilla de harina hecha a mano y al momento.

Trayecto en tren:
Al día siguiente, nuestra recomendación es que tomes el Chepe Express, un tren de lujo que cuenta con cuatro estaciones: Creel, Divisadero, El Fuerte y los Mochis, la ruta es más corta y el recorrido de principio a fin dura aproximadamente 9 horas, cuenta con asientos ergonómicos, servicio de bar, zona VIP y un restaurante con paredes transparentes en la parte superior que permite ver el panorama mientras se disfruta de algún platillo de la carta. Está permitido bajar en algunas estaciones.

El Chepe Regional tiene ocho estaciones: Chihuahua, Cuauhtémoc, Creel, Divisadero, Bahuichivo, Témoris, El Fuerte y Los Mochis; el trayecto total es de 16 horas, lo abordan locales y turistas, el precio es más económico que el Express y también se permite descender en algunos puntos.

La Sierra Tarahumara:
Si se llega con luz de día a Creel, los turistas pueden tomarse unos momentos para entrar en contacto con la naturaleza y con las comunidades de rarámuris que habitan la zona. Uno de los puntos que se puede visitar es el lago de Arareko, un cuerpo de agua rodeado por árboles y montañas que invita a tomar un descanso

En ese punto se empezará a ver la presencia de pobladores tarahumaras o rarámuris, un grupo originario del norte de México, que habita en la sierra y que s son conocidos como los de los pies ligeros. Una comunidad que la cubre cierto misterio ya que aunque los encuentras en todos los lugares, hablan poco con los turistas pero en ese silencio guardan tradiciones milenarias y una cosmovisión única.

En la zona se pueden adquirir artesanías, como muñecas de tela y madera, aretes y pulseras, cestos, alhajeros, floreros, tortilleros, entre otros objetos de palma tejidos a mano; de hecho, algunas ocasiones se les puede ver a las mujeres de la comunidad trabajar en el momento.

Los lugareños identifican a los turistas y los niños corren hacia ellos para pedir dinero. La primera recomendación que se hace a los foráneos es que no regalen dinero a los tarahumaras, se dice que en alguna época creció el número de personas que simplemente pedían limosna en la calle; actualmente, se busca dignificar al rarámuri, que haya un intercambio y que ellos ganen dinero a través de vender las artesanías que elaboran.

Gigantes de piedra:
En Creel se encuentra dos valles, el de los Hongos y el de las Ranas, se trata de una reserva en la cual viven los rarámuris; el visitante podrá ver sus casas, la escuela, entrar a la iglesia observar su modo de vida e interactuar con la comunidad hasta donde ellos lo permitan.

El sitio es famoso por sus formaciones rocosas que muestran figuras caprichosas creadas por la naturaleza; en una zona se encuentran rocas gigantes que parecen ranas petrificada en diferentes posiciones. En otra área hay hongos de piedra que rebasan el metro y medio de altura; la gente puede pasear entre las rocas, tomarse fotografías y comprarle muchas artesanías a los niñas que corren con sus vestidos tradicionales de un lugar a otro para mostrar las muñecas de trapo que llevan en las manos.

El costo de ingreso es de 40 pesos y con ese boleto se puede entrar y salir a pie, en auto o en cuatrimoto durante todo un día.

El lugar aprovecha la altura y algunos rincones entre las barrancas para llevar al visitante a viajar por el aire colgado de un arnés y sentir la profundidad del vacío. Las actividades que se pueden practicar son:

Vía Ferrata: incluye 48 metros de rapel, cinco puentes colgantes, dos grutas o cuevas, un salto de Tarzán y 450 metros de escalada.

ZIP Rider: es una tirolesa de 2554 metros de longitud que desliza al viajero a una velocidad entre 80 y 135 km por hora, incluye 700 metros de sendero y viaje en teleférico.

Circuito de Siete Tirolesas: consiste en cruzar dos puentes colgantes, 500 metros de caminata y teleférico para regresar al punto de inicio.

Bosque Aéreo: te lleva por 12 puentes colgantes, un rapel de seis metros y 200 metros de senderos. Los precios de las actividades oscilan entre los $300 y $1000 pesos.

Aventura, naturaleza. misticismo, conocer culturas milenarias y un sin fin de experiencias, son lo que se disfrutan el la Sierra Tarahumara, un viaje que se quedará en tu mente para siempre.

Toma en cuenta:

-Se recomienda adquirir los boletos del Chepe con anticipación sobre todo si se piensa viajar en temporada de invierno, ya que es cuando más demanda existe debido a que las montañas se cubren de nieve y eso representa un gran atractivo para los viajeros pues en el país son pocas las regiones que ofrecen paisajes gélidos.

-Si se viaja con planeación se puede cargar en la maleta lápices, crayolas, cuadernos, dulces y ropa para regalar a los niños y adultos mayores rarámuris que vive montaña.

-Las Barrancas del Cobre es cuatro veces más grande en extensión y dos veces mayor en profundidad que el Gran Cañón de Colorado, en Arizona.

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