El cuastecomate es un árbol muy conocido en México, que produce en su tronco grandes frutos redondos de color verde que presentan una cáscara demasiado dura. También de dicho fruto se obtienen unas famosas Jícaras que se utilizan desde tiempos muy remotos para almacenar agua. Pero hay leyendas que giran entorno a su origen las cuales han pasado de generación en generación y que forman parte importante de la historia de los pueblos. A continuación, te compartimos 2 de ellas.

Cuenta la leyenda que un día el diablo fue con Dios a solicitarle permiso para hacer un árbol porque lo necesitaba para tener sombra en los lugares donde hacía mucho calor,        para no estar soportando los rayos del sol. Después de concederle Dios el permiso, el diablo procedió a hacerlo, pero Dios no le dio tanto poder como para que lo hiciera con todo y hojas, así que al ver que no le pudo hacer las hojas, nuevamente fue con Dios a decirle que la sombra no era lo suficientemente buena como el la necesitaba, Dios respondió : “ está bien, vete tranquilo y duérmete, cuando despiertes ya tendrá hojas” así lo hizo Dios poniéndole hojas frondosas, pero cual fue la sorpresa del diablo que al despertar el árbol estaba adornado con puras hojas en forma de cruz, él se enfureció y comenzó a lanzar piedras contra el árbol las cuales al pegar en el se convertían en las bolas que hoy son sus frutos, se retiró del lugar echando maldiciones contra Dios  y nunca más volvió a tomar el fresco del árbol.

Segunda versión:

Se dice que el diablo era un hombre fisgón y le gustaba piropear a las mujeres, así que acostumbraba a reposar debajo de un árbol sin hojas que estaba sobre un camino, que era pasadero rumbo al río a donde las mujeres acudían a lavar su ropa, cansadas las mujeres de recibir sustos y groserías del diablo, se juntaron en comisión para ir con Dios a solicitarle que cortara el árbol, a lo que les respondió : “Váyanse tranquilas que yo haré algo mejor, que les prometo, que ya nunca más volverá a estar el diablo bajo el árbol”.

Al día siguiente cuando el diablo se disponía a descansar y a estar fastidiando a las mujeres, cuál fue su sorpresa que dios ya lo había adornado con hojas en forma de cruz el diablo se enfureció y arrojó contra el árbol bolas de lodo y al pegar en el árbol se convirtieron en el fruto, se retiró rápidamente del lugar y nunca más se volvió a parar por dicho pasadero y las mujeres al fin contentas acudían a lavar y bañarse en el río.

Las historias de nuestra tierra son increíbles ¿Conoces alguna otra versión?

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