La basílica lateranense de Jala es uno de los templos más bellos del estado de Nayarit y esta alberga un sin fin de historias y leyendas entorno a su construcción las cuales han pasado de generación en generación en las familias de Jala.

Cuenta la leyenda que, en aquellos tiempos, cuando estaban por terminar la basílica, llegó una burrita cargando una carreta vieja y sobre ella un cajón de madera algo grande hasta las puertas del templo en construcción.

La recibieron los albañiles en turno y estos sin saber qué hacer, llamaron al cura José María Salazar el cual pidió abriesen la caja de madera que cargaba aquella exhausta burrita que al llegar al atrio de la basílica se desplomó y murió a los pies de aquellos sorprendidos albañiles.

Al destapar aquel viejo cajón descubrieron algo que los dejó más sorprendidos. Los atónitos personajes que se encontraban en el momento cayeron hincados para venerar a la virgen que venía en dicha caja, siendo una de sus características que tenía cabello natural.

Después de contemplarla por largas horas uno de ellos sugirió recortar un poco la virgen, puesto que esta tenía una longitud poco común en las imágenes religiosas. El cura accedió y propuso a uno de los trabajadores cortaran un poco los pies con un serrucho, al colocar el trabajador esta herramienta sobre los pies de la virgen notó que comenzó a destilar un líquido color rojo. Al percatarse que la virgen sangraba pidieron perdón.

Y así es como llegó la “patrona” del pueblo de Jala, la virgen de la asunción, la burrita fue enterrada en la iglesia vieja.

 

 

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