Dicen que vivía un señor en una casa junto al cerro de San Juan, tenía muchas vacas en un corral y siempre las llevaba a comer a las laderas del cerro. Una tarde, cuando el hombre regresó a su casa y contó sus vacas, se dio cuenta que le hacía falta una.

Esa misma noche preparó algunos víveres y se fue a buscar a su vaca, subió el cerro y caminó un buen tramo, miró hacia abajo y vio una cueva donde se encontraba un pueblo con una iglesia muy bonita, entró al pueblo y observó que había un arbolito lleno de naranjas. Entró a la iglesia y al salir cortó unas naranjas para su esposa.

Cuando regresó a su barrio todo era extraño. Había muchas casas nuevas y cuando llegó a la suya, tocó la puerta y salió un joven fuerte. Aquel hombre le dijo que porqué estaba en su casa, que él ahí vivía con su esposa y su hijo y le dio su nombre, pero el joven le dijo que estaba loco.

En eso salió su esposa y al verlo, sorprendida, le dijo que todos lo dieron por muerto, que lo habían ido a buscar y jamás lo encontraron. El hombre, más que sorprendido, intentó explicar que acababa de salir de su casa la noche anterior, pero ver a su hijo ya hecho un hombre cuando lo había dejado siendo un niño lo confundía más. Entonces, para prueba, él le entregó las naranjas que había cortado para ella, pero tal fue su sorpresa al ver que éstas se habían convertido en oro.

El hombre obviamente nunca encontró su vaca, pero recuperó a su familia, y según cuentan, el 24 de junio en el cerro de San Juan se abre una puerta, adentro hay un pueblo y una iglesia, y el que entra ahí se queda 25 años encantado.

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here