Tepic es una de las pocas ciudades en México que cuenta con un río que atraviesa la ciudad, sin embargo, permanece lastimosamente olvidado a pesar de que en el discurso oficial de candidatos a alcaldes y gobernadores por varias generaciones, su rescate ha constituido una promesa recurrente al pueblo, misma que no han cumplido cabalmente cuando están en el poder.
En su recorrido, el río Mololoa recibe descargas de diferentes poblaciones como La Labor, San Leonel, Trigomil, Pantanal y San Cayetano, sin embargo, la descarga de aguas residuales que más lo afecta es la de Tepic, ya que son de tipo doméstico, industrial, de servicios y comercios, sin tratamiento alguno.
Esto da pie a un grave deterioro ambiental por descargas contaminadas con carga orgánica y coliformes fecales, así como de nutrientes que provocan la proliferación del lirio acuático, por lo que las aguas del Mololoa son de mala calidad y desprenden fétidos olores. Aunado a lo anterior, prolifera la fauna nociva y un hábitat favorable para el desarrollo de insectos, cuyo contacto es generador de enfermedades para las poblaciones aledañas.
La parte más expuesta a la vista y que nos muestra las deplorables condiciones del río Mololoa son las que están en sus medianías, tomando como punto de referencia de la colonia Mololoa hacia ambos extremos. Las aguas que manan de su fuente original en Trigomil se mezclan en su curso con las mencionadas descargas de las áreas de población urbana, contaminándose irremediablemente.
Sin embargo, a pesar de la contaminación producida por las descargas de aguas residuales; del lirio acuático que durante décadas ha estado enraizado en él; de los montículos que se han formado con una tupida vegetación (mismos que seguramente se crearon por los restos de arena y grava que se han arrojado al río durante la realización de algunas obras, y que con las lluvias que incrementan su caudal, su flujo se vuelve más fuerte arrastrando y acumulando dicho material); de la basura que algunos desadaptados tiran en él (como por ejemplo llantas de carro,) y de otras acciones humanas que a lo largo del tiempo han modificado su curso y anchura, aún se puede ver una buena variedad de fauna, principalmente de aves: patos, garzas, gaviotas, palomas, zanates, golondrinas y pájaros comunes. Los peces sólo pueden verse en sus partes más hondas y también aisladamente algunas tortugas.
En la historia de Tepic, el río Mololoa desde antes de la llegada de los españoles a estas tierras, permitió los primeros asentamientos humanos de la población originaria, misma que hubo de remontarse luego a las montañas de la Sierra Madre Occidental para resistir a los conquistadores.
Posteriormente, durante la colonia y principalmente en el siglo XIX, facilitó la industrialización de Tepic con fábricas textiles como Jauja y Bellavista, pues la fuerza de su corriente permitió generar la energía eléctrica necesaria para el funcionamiento de las mismas (todavía se puede apreciar dicha fuerza en los canales que hicieron en las Fábricas Textiles de Bellavista y La Escondida e incluso en Jauja). Ya en el siglo XX, cuando la ciudad de Tepic llegaba hasta la colonia Mololoa allende el puente del mismo nombre, era un paseo familiar en el parque que ahí se encuentra, mismo que con el abandono que se empezó a dar desde mediados de los 60, se convirtió en un momento dado en refugio de alcohólicos en condición de calle. Hoy en día, esta plaza es un espacio de una gran concentración popular por el intenso comercio que existe en sus alrededores y su cercanía a la plaza principal, además de las diversas terminales de transporte público con destino a las localidades rurales del interior del municipio de Tepic y otros municipios aledaños.